lunes, 29 de octubre de 2007

op. 5

Mis sueños vagan por tu pelo suelto,
mientras el espacio se carboniza de nada.
Los sepulcros lloran, vacíos de alucinaciones.

El tiempo se escurre por mis manos
para mojar tu torso cubierto de cristales.
Fuego danza en mis ojos.
¿Qué esconden los atisbos de los luceros?


Hojas secas contemplan la gala de tu cuerpo en letargo.
Un candil irradia la danza desnuda de aquel embrujo.
La marea ya no trae a la luna consigo,
pero su espuma es ahora diadema de ensueños.
El vino baña el aura de la musa danzante
prolongando la irrealidad por siempre.

Baila.

Yo caminaré adonde quise pero nunca sabré llegar.
Hay tanto silencio en tus ojos mientras tu cuerpo grita.

Llora.

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